abril 14, 2010

24 años después del accidente nuclear:

Ecologistas trabajan por preservar la vida en Chernobyl

Douglas Tompkins apoya la difusión de la campaña: “Es admirable lo que hacen”
Por Paula Mora

Los biólogos Christoff y Barbara Promberger viajaron en marzo junto al empresario chileno, Douglas Tompkins, a la zona afectada por la explosión de 1986. La pareja de científicos, ayudados por Tompkins buscaron, censaron e instalaron collares de monitoreo a ejemplares de lobo europeo que viven en el área. La campaña busca proteger la zona para la preservación de este canino nórdico.

Unos cien lobos, además de bisontes y caballos, se instalaron en el lugar una vez que fue abandonado por el hombre. Sólo se permite acceder al santuario a través de un permiso que consiguieron los conservacionistas, y se puede permanecer un promedio de ocho horas, por peligro a la salud. Allí, iniciaron la campaña de monitoreo de los lobos europeos, que, según explican, no sufren efectos nocivos en su salud con el alto índice de radioactividad de la zona. La razón es que los caninos viven menos tiempo que el hombre, por lo tanto, “no alcanzan a generar enfermedades graves como el cáncer” señala Tompkins.

El ecologista dueño del parque Pumalín, fotografió el lugar y los pueblos aledaños, comentando que le recuerdan a Chaitén: “que hoy también es un pueblo fantasma. Claro que uno fue afectado por un hecho natural y en el caso de Europa, por la acción del hombre. Aunque por ahora apoya la acción de los Promberger con la difusión de la campaña, el empresario está interesado en hacer un aporte económico en el futuro para continuar con el monitoreo, y posibilitar la preservación del lobo europeo. Proceso similar al que sigue él con su mujer Kris McDivitt para monitorear ejemplares de puma en su estancia Chacabuco, en Chile.

Alrededor de la planta de Chernobyl vivían unas 44 mil personas, que debieron evacuar tras el accidente. La explosión de uno de los reactores en 1986, generó una fuerza reactiva de varias bombas nucleares, dejó inhabitadas unas 240 mil hectáreas de su entorno. Decenas de personas fallecieron, y la ONU calcula que por exposición a la radiación emanada morirán de cáncer unas cuatro mil personas más.