Parlamentarios concertacionistas coinciden con el Ministro de Salud en el incremento de un 20% de impuesto para alimentos con altos índices de sal, azúcar y grasa.
Por María José Montero
El ministro de Salud Jaime Mañalich, en entrevista con El Mercurio, manifestó la posibilidad de aplicar un impuesto a la comida chatarra, esto como medida no sólo para incrementar el crecimiento de las arcas fiscales, si no con el claro objetivo de cambiar los hábitos alimenticios de lo chilenos.

Chile ocupa el tercer lugar en el ranking latinoamericano de países con mayor índice de sobrepeso. El diputado Enrique Accorsi, integrante de la comisión de salud de la cámara baja, definió la medida como parte de un plan que está en desarrollo. El principal desafío está en la educación, “llevamos años trabajando por la salud de los chilenos, sobre todo por nuestros niños, quienes son el mayor grupo de riesgo de esta pandemia. Casi el 20% de los niños entre 4 y 6 años son obesos, un claro fracaso en cuanto a medidas de prevención”. Para Accorsi este impuesto no va a ser suficiente si no se fiscaliza periódicamente a los locales expendedores de estos alimentos.
No sólo Chile tiene la idea de aplicar este impuesto en pos de la Salud, Rumania fue el primer país en gravar los alimentos con altos índices de sal, azúcar y grasa. Siendo esta medida el salva vida para 10 millones de obesos, la mitad de la población rumana, cifra no muy alejada de la realidad chilena. Según datos de la OMS en nuestro país la mitad de la población padece de obesidad y el 10% presenta sobrepeso.